Hace algo más de 2 semanas necesité 3 horas, 49 minutos y 35 segundos para correr mi primera maratón, fue un día muy lluvioso en la magnífica (y dura) ciudad de Stocolmo.
Tomé la decisión 3 meses antes durante una comida con mi amigo, y colega profesional, Fernando Bacaicoa, quien por entonces llevaba 2 maratones (Amsterdam y Barcelona) y estaba preparando Stockholm…
Siempre he hecho deporte y he intentado mantener no solo mi forma física, que también, sino mi forma psíquica, con 2-3 carreras semanales de unos 8km por salida, pero una maratón son palabras mayores, o mejor dicho, retos mayores para los que uno nunca parece estar suficientemente preparado, pero siempre debemos estar preparados para afrontar retos, solo tenemos que concienciarnos de ello y poner los medios para tratar de disfrutar de la experiencia. Es como montar una empresa, cuando alguien no lo ha hecho nunca, piensa que no es el momento, que no está preparado, que no tiene suficientes recursos… en definitiva llena su inconsciente de razones absurdas que no hacen más que justificar una decisión que les aterra y lo que no podemos permitir en la vida es que el miedo nos paralice! No estoy diciendo con esto que todo el mundo tenga que correr una maratón ni que todo el mundo tenga que montar una empresa, pero si que todo el mundo debería marcarse retos y que no podemos permitir que el miedo a lo desconocido, o el infravalorarnos, nos priven de experiencias maravillosas, y el correr una maratón lo ha sido!
Vuelvo a la comida con Fernando, era el mes de febrero y me comentó que iba a ir a correr su tercera maratón, Fernando sabe que siempre he sido deportista y conoce de sobra que me van los retos, así que necesitó poco para animarme. El problema era que las inscripciones estaban cerradas por un exceso de demanda, aunque descubrí que volvían a abrirlas para apenas 200 inscripciones (quien la sigue la consigue), me puse una alerta y me registré online. A partir de ahí, el hecho de tener una fecha concreta (1 de Junio 2013) hizo que me aplicara para tratar de llegar lo mejor posible.
Desde el principio me propuse disfrutar de todo, incluida la preparación. Tengo 3 grandes amigos que son maratonianos y que con sus consejos, basados en su experiencia, por cierto, que importante es la experiencia para poder opinar/aconsejar y que normalizado está que “los teóricos” tomen decisiones sobre asuntos que nunca han experimentado, el ejemplo más claro algunos políticos, pero ese es otro tema…A lo que iba, estos amigos experimentados me han ido guiando con consejos valiosísimos. Dos de ellos me pasaron planes de entrenamiento que varían en función de tu tiempo objetivo. El problema es que es difícil marcarse un tiempo objetivo en una primera maratón donde la principal meta deber ser terminarla y conocer como responde tu cuerpo a los exigentes 42 kilómetros 195 metros. Partiendo de eso y con el condicionante de que trabajo unas 10 horas al día, me marqué tratar de ser más constante que nunca dedicando mi poco tiempo de ocio a correr e ir aumentando kilómetros hasta que llegara el momento de empezar a fijarme en los tiempos.
Otra de las cosas que hice fue revisar mis rodillas, con 20 años tuve que dejar el fútbol debido a una doble triada, rotura de cruzado anterior, menisco y ligamento lateral derecho de mi rodilla izquierda. Pues bien, me puse en manos del físio de Fernando, Quique Torralba, que grande es!!! Y del traumatólogo deportivo David Capapé . También me hice un chequeo general y una prueba de esfuerzo, el deporte es sano pero por favor, seamos conscientes que en una maratón llevamos el cuerpo al límite. Todas las pruebas me dieron como «apto para la práctica deportiva» aunque mis rodillas no me dejan hacer muchas virguerías, es decir, deporte si, pero sin movimientos laterales, para correr una maratón casi mejor porque los movimientos laterales solo harían que aumentar la ya de por si dura distancia ☺
Cuando llevaba 2 meses entrenando, con 3-4 salidas a la semana y tiradas de entre 10-18 km empezaron las primeras respuestas de mi cuerpo, en concreto del tendón de Aquiles. Una lesión que traté con Quique, repito que es un crack y que ha sido clave en todo este proceso. 3 visitas al fisio, muchos ejercicios de estiramiento y salidas más cortas fueron el remedio a una lesión que suele necesitar de un para de meses de tratamiento. Yo no tenía ese tiempo y la lesión me privó de salidas largas, asi que tenia que afrontar el reto sin haber llegado siquiera a entrenar distancias de media maratón… pero como María me dijo en uno de sus mensajes motivadores (cuantos han sido y que bien me han sabido!) :
“El rival más fuerte eres tú mismo, el 90% es mental, nada puede pararte!
El maratón empieza en el km 35, y acabarlo es un acto de heroísmo”
La cabeza es una de las claves de cualquier retos y en la maratón juega un papel muy, muy importante.
Las 2 semanas previas al dia “D” pasaron volando, la carrera era el sábado 1 y decidí volar a Suecia el jueves para poder estar 48 horas aclimatándome. El primer día dormí en el barco de mi exsocio y buen amigo, Miguel de Segarra que vive en Stocolmo, al día siguiente me alojé en el Radisson blue Hotel para relajarme y situarme a apenas 2,5km del estadio olímpico que era el punto de partida y fin de la aventura que me esperaba. En el hotel estaban alojados Fernando y su mujer Marta, cené con ellos la noche previa en un italiano al que hicimos cocinar pasta con aceite de oliva sin nada más, carbohidratos que nos aportarían algo de la energía necesaria para el día siguiente.
El sábado 1 amaneció con un tímido sol y con algo de viento, desayunamos a las 9 am y salimos del hotel sobre las 10.45, la carrera empezaba a las 12.00, hora extraña para una maratón… desde el propio desayuno empecé a sentir la mezcla de concentración, respeto, ilusión… que se vive en los momentos previos, me recordó a mi época como futbolista semiprofesional… que tiempos! Fernando y yo, gracias a su buen criterio fruto de la experiencia, cogimos un taxi que nos llevo hasta lo más cerca de la salida… las palabras de Fernando fueron “guarda hasta la más mínima energía y no te dejes llevar por la euforia, además vas corto de largas y si te dejas llevar lo pagarás” recordé sus palabras durante toda la carrera.
Fuimos a los cajones de salida, yo llevaba el dorsal 21008 y era mi primera maratón asi que me pusieron con el grupo F, que salía 10 minutos después. Eso me perjudicaría en 2 aspectos, tendría alrededor de 22.000 tíos delante y todos los marcadores de tiempo me darían 10 min. más de lo que realmente llevaba (me refiero a las referencias de tiempo, aunque yo llevaba mi Garmin y mi chip en la zapatilla por lo tanto solo era un tema psicológico) y lo de llevar a tanta gente por delante me lo tomé por el lado positivo, podría adelantar a más gente y eso, en una carrera, siempre hace ilusión!
Ya en la salida, “Sweet Caroline de Neil Young” por la megafonía, yo muy concentrado en buscar el hueco por donde poder salir corriendo sin agobios, no estaba nervioso y era consciente de todo lo duro que me esperaba por delante. No me equivocaba…
Salimos del estadio olímpico en la zona de OSTERMALM y desde el primer kilómetro las calles estaban llenas de gente gritando “Hey-Ya!” (algo así como ¡Vamos!) iba conteniéndome, no me fijaba en el ritmo de ningún corredor más que en el mío. El público genial, uno no está acostumbrado a correr con gente, no paraban de gritar y los niños lanzaban las manos para que se las chocaras, yo iba feliz, me llené los ojos de imágenes (por entonces todavía tenía al 100% mis sentidos y fuerzas para empaparme de todo), chocaba las manos a los niños, estaba disfrutando!! Cruzamos a GAMLA STAN una isla idílica de Stocolmo, era el km.5 y yo retenía mis piernas mientras me repetía “Ricardo, vas corto de largas y esto es muy duro” mi ritmo era de 5min./km y como os he comentado antes, mi objetivo era terminar y hacerlo por debajo de 4 horas, entramos en SODERMALM y en el km.8 afronté cerca de 2 km. de subida cruzando el puente de Vasterbron para cruzar a KUNGSHOLMEN donde nos esperaba una recta de casi 3 km pegada al canal y con el objetivo al fondo del ayuntamiento de Stockholm donde, entre otras cosas, realizan la cena los premios nobel. En los km. 10 y 11 calqué el ritmo, 4.53 min/km. seguía muy bien y mi cabeza había decidido ceder momentáneamente ante la insistencia de mis piernas de que me sobraban las fuerzas… pasado el ayuntamiento, entramos en OSTERMAML de nuevo y pasada la estación central afrontamos la segunda subida importante de la carrera. A estas alturas ya había aprendido que en los avituallamientos hay que esperarse a coger el vaso al final de la mesa para que el resto de sedientos corredores te molesten lo menos posible y doblar el vaso de plástico por las esquinas para que no se caiga el agua al beber… traté de aprender cualquier mínimo detalle que, luego, cuando flojeara, podía ser importante.
Seguía a ritmos objetivo y me adentraba en distancias que en mi vida había experimentado, empezábamos una segunda vuelta que difería de la primera en que en el km.19 se adentraba en Djurgarden, un tobogán de 10 km. entre bosques, esa fue la zona más dura, el terreno es un rompepiernas que se alía con el viento y con la lluvia que empezaba a ser fuerte, la humedad del 95% no era algo que me importara tanto pero la fusión de todos los elementos terminaron por romper mis piernas. Empecé a ver a señoras, de no menos de 50 años, adelantándome, quizá lo habían hecho durante toda la carrera pero la diferencia ahora era que lo veía, es decir, mi cabeza se centraba en esas cosas. Las subidas las llevaba más o menos bien pero era en los descensos donde mi altura (1,87) y mi peso (87kg) me pasaban factura, me parecía que todo el mundo descendía mejor que yo… traté de desviar mi atención de las señoras de 50 años y me centré en los corredores de la cuneta con sus piernas apuntando al cielo y voluntarios ayudándoles a recuperar su color original (de pronto todos los que estaban en la cuneta parecían ser descendientes del imperio celeste… en fin que estaban amarillos!) aquello tampoco era un buen foco de atención… a pesar de todo pasé la media maratón en 1 hora y 48 minutos.
Llegamos al final de los bosques y volvímos al recorrido de la primera vuelta, era ya el km. 28 y mis tiempos llevaban desde el km. 24 en los 5.30/km. Lo peor estaba por llegar, la vuelta al circuito urbano hizo que volviéramos a escuchar grupos de música y los “Hey-Ya” del público que eran como píldoras energéticas… Fue allí donde vi una pancarta en la que decía “No os quejéis, habéis pagado por este sufrimiento” me pareció sarcástico y me arrancó una sonrisa, y os advierto que por entonces no era fácil que nadie me la arrancara, en aquellos momentos lo de chocar las manos con los niños era un pasado muy antiguo…
Estábamos en el km.32 y vi una camiseta de la selección española, le grité un “Vamos España!!” y me devolvió el grito con una mirada de complicidad y un guiño de ojos, no tenia muchas ganas de hablar pero insistí “como vas?” … a su respuesta de “jodido” le dije que “todos íbamos igual…”, de todas formas me pareció verle con mejor ritmo que el mío y fue entonces cuando leí en la parte trasera de su camiseta “Por ti”… empecé a elucubrar y llegué a la conclusión que corría por alguien cercano quien seguramente habría sufrido una enfermedad que en el mejor de los casos habría podido superar, que bonito que la gente use el deporte para causas tan nobles… mi cabeza volvió a la carrera para afrontar el km. 33 cruzábamos el mismo puente que habíamos atravesado 25km. antes, curiosamente me pareció otro, era más duro y mis piernas no podían correr a mejores ritmos que 6 min/km. el puente de apenas km. y medio se me hizo larguísimo, no me dolía nada en concreto, era cansancio general, fue el momento más duro de la carrera en el que, imagino, conocí el “famoso” muro. Las mujeres que me adelantaban en los descensos del bosque eran ahora más mayores, por el color de su pelo y el tipo de coleta corta, diría que eran abuelas o corredoras con poco tiempo (o ganas) de teñirse el pelo, como solo se las ve por detrás (te adelantan) no puedes fijarte en ningún otro indicio de edad, pero de todas formas no nos dejemos llevar por estereotipos, fueran abuelas o no, hay abuelas que corren que se las pelan!
Entre esos pensamientos llegue al km. 35, faltaban algo más de 7 km. y mi “YIN” me decía que esos 7km., al ritmo que llevaba podían ser 45 minutos más y que yo no estaba para correr 45 min. más”… mi “YANG” me ayudaba a relativizar esa distancia, “Ricardo, es la distancia que corres de casa al Retiro dando solo una vuelta al parque… y tú sueles dar 3!”
Traté de comer alguna cosa en los puntos “energéticos”, sin parar de correr, un par de caramelos que eran puro azúcar, una coca-cola y un pepinillo gigante que debe ser muy típico de aquellas tierras pero que después de hincarle el diente decidí no jugarme el final de carrera por temas estomacales…
El “YANG” pudo con el “YING” y en el km.35, coincidiendo con una imagen que no olvidaré, mis ritmos volvieron a 5.30, ví a un chico entre el público, solo, animando, gritando “Hey-Ya”… hasta ahí nada distinto, pero lo que le hacía diferente al resto de público era que no tenía brazos. Pensé que posiblemente ese chico daría lo que fuera por poder correr junto a nosotros, que injusta es a veces la vida! Además me vino a la mente la frase de mi novia “El maratón empieza en el km 35, y acabarlo es un acto de heroísmo”… todo positividad! Y sin darme cuenta ya estaba en el km. 38 adelantando a “Porti” que estaba a punto de terminar su promesa… le grité un “España, ya queda poco, vamoooos!” a lo que creo que no contestó más que con un movimiento lateral de cabeza. Seguí a mi ritmo con ganas de entrar en el estadio, la entrada fue sensacional, el subidón anímico es bestial, me puse en el carril más externo de la pista olímpica, pese a correr un poco más, quería disfrutar de los últimos metros. Entré en meta parando el reloj en 3:49, estaba contento pero para ser sincero no tuve una sensación de euforia, simplemente había hecho lo que me había propuesto y eso siempre llena de orgullo pero, quizá por mi nivel de autoexigencia, solo había hecho eso, terminar lo que me propuse hacía 2 meses y medio. En ningún momento dudé que iba a hacerlo, pero imagino que tampoco lo duraron todos aquellos que tuvieron que tumbarse en la cuneta…así que me fui al hotel empapado y bajo una fuerte lluvia, me puse una bañera caliente y disfrute del momento. Creo que en la vida hay que disfrutar de los pequeños logros, quizá los grandes logros de uno sean pequeños para otros o viceversa, pero en todo caso, es bonito disfrutar de todo aquello que vamos consiguiendo día a día, no nos olvidemos de eso!
Fue mi primera maratón y no tengo referencias para catalogar su dureza de recorrido ni nada por el estilo, pero me quedo con una frase de Fernando en su crónica post carrera en Facebook: “Stockholm, una Maratón dónde hacer marca es imposible”, me alegra que así sea porque en la próxima, si elijo bien, podré hacer marca y mejorarse es siempre bonito…
Gracias a todos los que me habéis apoyado en este reto, a Quique Torralba, a Victor, Miguel y Fernando por sus consejos basados en la experiencia, Gracias con mayúsculas a mi niña que a las puertas de su 31 cumpleaños tuvo que aguantar a un tío desfondado que se había dejado toda la energía en la carrera, gracias a mis padres por su apoyo incondicional y eterno, gracias a Fernando y Marta por los momentos anteriores y posteriores a la carrera por tierras nórdicas!! Y gracias a todos los que de una forma u otra habéis estado pendientes de este reto.
Por cierto, en la página oficial de la maratón decidí ver algunos tiempos, de Fernando (3:08,54) mis más sinceras felicitaciones y mi más enorme admiración! Y de, cómo no, mi “amigo” de la camiseta española…el de la promesa, lo localicé por tiempos, terminó en 3:58,20 y, como suele suceder la ficción es más romántica que la realidad, se llama Juan PORTIllo y posiblemente solo corría por él mismo… ☺